lunes, septiembre 24, 2007

Y TÚ ME PREGUNTAS QUE SENTÍ...

Aquella noche de un verano que aligeraba el lastre a otros polos, gocé tímidamente. Sólo el murmullo del aire que volteaba los visillos osaba presenciar mi cáustica imagen nerviosa al oír mis letras en voz navegando por las ondas.
Mi aliento quedó pusilánime ante una emoción nueva para mí que iba más allá de las expectativas. A trompicones articulaba breves frases, a veces, simples monosílabos.
Al terminar, mi corazón arraigó deslavado: la brevedad de un momento tan intenso me había dejado sin eco.
Recordé a quien dijo que no existe realidad más cierta que la de los sueños y, cuando éstos se hacen realidad, los sueños se convierten en cenizas que el viento ahuyenta *.
Y yo añado: pero en las paredes del alma quedarán sellados los posos de aquel sueño y, gracias a él, seguiré escribiendo quimeras.

*Juan Manuel de Prada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En mi primera experiencia radiofónica me ocurrió algo parecido; luego todo fue coser y cantar. Lo importante, más allá del recuerdo que sí, que queda grabado, es esa sensación final, la que, según dices, dejó huella en las paredes del alma.