miércoles, septiembre 29, 2010

DIARIO DE FROSTRICHE

Tengo el cuerpo del revés; el viaje ha sido largo y aunque me dieron un relajante, he sentido cada movimiento. Estoy asustado, eso de no saber cuál será tu destino, en qué manos caeré, no deja de turbar mis sensaciones. Atrás dejé a mi madre, dos largos meses que me llenó de amor y alimento, pero luego mis hermanos y yo fuimos separados de ella y nos llevaron con gente maja, no lo voy a negar. Nos cuidaban a los siete con mano certera, aunque un día al despertar me encontré que dos de mis hermanos se habían ido y, así, hasta que sólo me quedé yo; no debía de gustar tanto como ellos. Me sentí solo; ya se sabe cómo funcionan los orfanatos. Un buen día, sonó el teléfono y, quien lo cogió, me miró de refilón mientras hablaba. Mentía sobre mí, cómo si yo era más pequeño de lo que realmente soy, que era guapo; anda que si yo hubiera sido guapo iba a estar aquí…

Esta mañana he llegado a mi destino. Unas voces extrañas exclamaban palabras inteligibles y yo, cada vez más asustado, arrinconado como un boxeador ante su último combate. Un hombre joven y una mujer me miraban extasiados. Ella no hacía más que llorar mientras reía y decía ¡qué feo eres!... Al menos ha sido sincera. Luego la mujer me ha puesto música muy, muy suave y, poco a poco, he dejado de temblar hasta quedarme dormido en brazos del hombre.

Cuando he despertado, había una tercera mujer, muy atractiva, que no dejaba de decir “¡Ay qué mono!”…, cuidado que hay gente mentirosa. Esa misma mujer me ha tomado en sus brazos y ha cargado conmigo hasta la calle y, yo, he escondido la cabeza en su escote; volvía a tener miedo. Me ha llevado al médico para saber si estaba sano; lo estoy. Feo, pero como un toro de fuerte.

Después, me han devuelto con la primera mujer; digo yo que será mi madre adoptiva y, a pesar de que no ha dejado de repetir “¡Qué feo eres!”, sé que la he gustado; ella a mí también. A la caída de la tarde, la puerta de la calle se ha abierto y ha entrado un hombre de bigote y con el ceño fruncido; me ha ignorado totalmente.

Menos mal que mamá me ha mirado de una forma que me he hecho pis de gusto. En ese momento he sentido que yo era un perro, su mascota para siempre y me sentía orgulloso de ser lo que era. Ella me dará todo su cariño y yo, a mi ama, la seguridad que necesita.

Ah, por cierto, me llamo Frostriche, pero llamadme Fros.

15 comentarios:

  1. Piqué.
    Convencido de que era un niño hasta el final.

    Besos.

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  2. Guauuuuu.... y nunca mejor dicho.
    Precioso el relato y tierno como su propia autora.
    Un beso.

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  3. Anónimo1:22 p. m.

    Eso es lo bueno de tus relatos, nos llevas por donde quieres...hasta la sorpresa final.

    Un abrazo.

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  4. Es un placer pasar por tu blog..

    Un abrazo
    Saludos fraternos..

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  5. Me encanto tu relato y me acordé que hace algun tiempo escribi un relato con las memorias de mi perra Lassie que murió hace ãnos con 17 años.
    No me acuerdo donde lo tengo.

    Un beso
    Flor

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  6. Los animales merecen ser amados.
    Espero que estés bien.
    Un abrazo querida Angeles

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  7. .
    Comunicado a todos mis contactos:

    COMUNICADO GRUPO POÉTICO "ZEROART"

    http://extremeoencatalua.blogspot.com/

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  8. Diferentes maneras de encontrar el angulo de la ternura que siempre hace falta, sea una persona o una mascota. Precioso

    Abrazos

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  10. saludos! tambien crei que era un nino ,:-)hermoso como siempre....y muy interesante ...hasta las proxima

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  11. ¡Qué hermoso relato! tierno y conmovedor hasta el desenlace. Un fuerte abrazo.

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  12. La verdad es que debe ser cruel para los cachorros la separación de la madre. Las acogidas siempre son emocionantes, lo malo viene cuando tienes que despedirlos, duele como uno de la familia.
    Besos tras un día derrengado de faena.

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  13. tierno relato, muy bien llevado.
    Un abrazo

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  14. Hola guapa!! Paso a ponerme al día con todos tus escritos! Siempre es un grato plaer para mi sentidos el visitarte!!

    Recibe un relajante y cálido abrazo de luz para tu ser.

    Beatriz

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  15. Precioso una mirada tierna y dulce,cuando llegan a nuestra vida forman parte de ella.
    se convierten en parte de la familia y como tal le queremos.

    Abrazo.

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Hola, chicos...Cuando leo vuestros comentarios, hallo la explicación de mi respuesta a un editor "Si estoy aquí es gracias a muchísimos lectores anónimos, a gente con rostro y sin él que me leen cada día"
¡MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODOS!