SUMANDO DÍAS A LA VIDA

Ayer, embebidos en música ochentera, entre risas, fotos y copas, alguien me dijo que, desde que la muerte revoloteó por los pasillos de su casa, la vida había tomado otra dimensión. No habían dejado de ser ellos mismos, sin embargo, ahora se daban cuenta cuándo respiraban, el valor de aquello que a simple vista crees que es superfluo y que si lo observas tal vez sea una sonrisa desperdigada, una lágrima que consolar, o algo en espera de entregar a otro que carece de ello. Un abrazo en días en donde faltan las palabras, o una mirada de comprensión que acaricie un desperfecto. Quién sabe…

Desde entonces celebran cada chisporreteo que cae sobre sus vidas. Aprendieron que el ahora es real, que el mañana hay que tejerlo de ilusiones cimentado sobre un presente pero, tal vez, nunca llegue porque la vida puede cortarse en cualquier esquina.